Han de cambiar los modelos de negocio… y los modelos de desarrollo
Si la estrategia de venta necesita una renovación, es lógico que también deba transformarse el enfoque de concepción y desarrollo de los productos.
En los últimos meses, el tema central de nuestras discusiones ha sido la necesidad imperativa de innovar en los modelos de negocio dentro de los sectores del gaming y los esports. La realidad es que los modelos de negocio tradicionales, especialmente aquellos a gran escala, se enfrentan a un estancamiento en un mercado saturado de ofertas, lo cual limita su capacidad de expansión en el ámbito del gaming. Por otro lado, modelos cerrados como el de la LCK, que limitan la participación a ciertos actores seleccionados por el editor, subrayan la urgencia de adaptarse y evolucionar.
Recientemente, hemos sido testigos de ciertos fenómenos que refuerzan aún más la necesidad de replantear no solo los modelos de negocio, sino también los de desarrollo. Esta conexión es crucial: si la estrategia de venta necesita una renovación, es lógico que también deba transformarse el enfoque de concepción y desarrollo de los productos. Al inicio de este 2024, hemos observado ejemplos palpables de que la industria del videojuego debe reconsiderar su modelo de desarrollo.
El término AAA, que identifica a aquellos juegos de gran presupuesto y elevados valores de producción, está empezando a mostrar signos de debilidad. Esto no implica que esta categoría de juegos desaparecerá o dejará de producirse; sin embargo, en un mercado con una oferta tan extensa, es vital reflexionar sobre el modelo de desarrollo a seguir y cuestionar si realmente vale la pena invertir millones de dólares frente a la posibilidad de adoptar enfoques más creativos que respondan a las demandas del público.
Tenemos ejemplos claros que ilustran esta realidad. Títulos como «Suicide Squad» de Rocksteady o «Skull & Bones» de Ubisoft han demostrado que invertir grandes sumas de dinero en superproducciones no garantiza el éxito ni satisface las expectativas del público. Es preferible optar por menos superproducción y más ingenio, entendiendo y atendiendo lo que realmente desea la audiencia. En contraposición, juegos como «Palworld» o el reciente «Helldivers 2» son ejemplos evidentes de que es hora de cambiar el modelo de desarrollo. Es más sensato invertir menos en gráficos y tecnología punta, y más en comprender y satisfacer las necesidades de los jugadores, en lugar de forzar la aceptación de superproducciones con presupuestos millonarios en marketing.
Por lo tanto, nos enfrentamos a un doble desafío para los próximos años: no solo debemos evolucionar los modelos de negocio, sino también repensar los modelos de desarrollo para alinearlos más estrechamente con las expectativas y deseos del público.