El caso de TSM

En mayo de 2022, la comunidad de esports se encontraba en un punto álgido. Según un informe de Forbes, el club TSM lideraba el sector con una valoración impresionante de 540 millones de dólares, consolidando su posición como la entidad más valiosa en el ámbito de los esports. La euforia se intensificó cuando, apenas un mes después, TSM anunció una colaboración histórica con FTX, valorada en 10 millones de dólares durante 10 años, 200 millones en total. Sin embargo, en enero de 2024, la situación ha dado un vuelco drástico: TSM está al borde de la desaparición, operando con apenas 10 empleados.

Esta situación no es un caso aislado en los esports. Los renombrados listados de Forbes, que un día celebran el éxito estratosférico de ciertas entidades, al siguiente año parecen formar parte del obituario del sector, con empresas desvaneciéndose tan rápidamente como surgieron. Pero, ¿qué nos dice esto sobre la naturaleza de los esports?

La respuesta no es sencilla. A pesar de la turbulencia que ha caracterizado el inicio de 2024, sería precipitado etiquetar a los esports como un sector inherentemente volátil. Preferimos verlo como una industria que ha sido víctima de su propio éxito, con un entusiasmo y expectativas desmesuradas que inevitablemente han llevado a una corrección del mercado.

Este escenario nos recuerda que ni los días más gloriosos son tan resplandecientes como parecen, ni los tiempos difíciles son tan desoladores como se teme. Las valoraciones de Forbes, ya en su momento nos parecían excesivas, y ahora el sector enfrenta una corrección, similar a la que están experimentando otras industrias tecnológicas.

La lección más valiosa en este contexto es la importancia de aprender de los errores para evitar repetirlos. Los esports, al igual que cualquier otro sector, tendrán sus momentos de bonanza. Sin embargo, para que estos periodos de prosperidad sean sostenibles, es crucial controlar las expectativas y fundamentar el crecimiento en pilares sólidos. Solo así podremos asegurar que el ciclo ascendente sea duradero y que la industria de los esports se desarrolle sobre una base de resiliencia y estrategia a largo plazo.